1 de septiembre de 2014

Swimming pool

Después del incidente del aeropuerto tuve unas palabritas con mi mascota. Más bien fue un monólogo en el que de vez en cuando se le veía al pobre torito con una lágrima asomante en la cuenca de su gran ojo. Pero quién soy yo para culparle de tener miedo a las alturas. No es algo que pueda controlar. El pobre animal bastante aguantó en la maleta. No sé si yo hubiese podido estar en las mismas. En realidad no estoy enfadado con él. Me ha arruinado la posibilidad de viajar a cualquier lugar exótico around the world ¿pero quién quiere playas paradisiacas cuando tienes piscina en casa con césped artificial que nunca saca calvas? Se está estupendo, los dos tirados en tumbonas. Bajo la sombra de un árbol colocamos en una mesita anexa al tronco, vasos con mojito y largas pajitas de las que bebemos a placer. Ambos conjuntados en gafa de sol y traje de baños. Nos gusta de pasar las tardes así en nuestro barrio de periferias. Lo bueno de su compañía es que genera revuelos a nuestro alrededor porque claro ¡Pocas parejas tan pichis como la nuestra! Todos los vecinos están expectantes a ver qué tarde bajamos o qué modelito luciremos en nuestra próxima aparición. Somos la atracción turística a pesar de que los barrios de periferias nunca lo sean y no son pocos los que quieren fotografiarse con nosotros. Lo curioso de no haber viajado a la playa es que yo pretendía pasar desapercibido, sólo quería ser un turista anónimo y aquí. Bueno, aquí siempre es otra cosa.
   Esta tardes que bajamos. El torito que es alérgico al sol desde que vive conmigo. Tomó más de la cuenta y a eso se le unió un mojito demasiado cargado. El caso es que se puso cariñoson. Allí estaba yo con mi gafa de sol y ojos cerrados disfrutando de una rica y relajada tarde de verano cuando comencé a notar mi calva más húmeda de lo normal. Abrí los ojos y allí estaba la escena montada. Los vecinos comenzaron a sacar sus teléfonos y arremolinarse en torno a nosotros como si de veras fuese un hecho excepcional. El torito colocado detrás de mí me lamia la cabeza a conciencia. Se pasó más de media hora sacando brillo a mi calva Y venga vídeos como si fuéramos un espectáculo. Y como la privacidad también es un espectáculo pues La gente se volvió loca y el toro y yo nos volvimos viral de esas que todo el mundo ve en Internet. Fue un momento dorado que compensó sin dudas lo ocurrido en el aeropuerto.

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